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 La crisis inmobiliaria en la República Checa ha convertido la compra de vivienda en un desafío casi imposible para quienes tienen ingresos medios. En Praga, la situación es aún más crítica, siendo la ciudad con la vivienda menos asequible de Europa Central. Según David Musil, director comercial de Penta Real Estate, el problema se ha agravado en la última década.

Musil señala que en Praga se construyen entre cinco y siete mil pisos al año, cuando la demanda real debería alcanzar los 12.000. Actualmente, hay un déficit de aproximadamente 50.000 viviendas. Uno de los principales obstáculos es el prolongado proceso de obtención de permisos, a pesar de que la ciudad cuenta con amplios terrenos disponibles para la construcción.

Los intentos del Gobierno por modernizar la legislación en este ámbito han sido insuficientes. Un ejemplo de ello fue el fracaso en la digitalización de los procedimientos de construcción impulsada por el exministro de Desarrollo Regional, Ivan Bartoš. Musil critica que, aunque hubo advertencias sobre errores en la implementación, no se tomaron en cuenta, lo que llevó al colapso del proyecto.

Ahora, según Musil, es probable que pase bastante tiempo antes de que alguien retome el tema y lo ejecute correctamente, aunque considera que es una tarea urgente y necesaria.