Český Krumlov

Entre los relatos más conocidos está la historia del mortero aglutinante usado en su construcción. Durante la Edad Media, era común reforzar el mortero con ingredientes como leche, requesón, sangre de buey, bilis, cerveza y vino.

La Leyenda del Puente de Carlos IV: Un Secreto de los Romanos

Según la leyenda, en 1357, cuando Carlos IV ordenó colocar la primera piedra del Puente de Carlos, basándose en la capicúa propuesta por los astrónomos de la ciudad, se encontró con un problema importante: las arcas del Reino de Bohemia estaban casi vacías. A pesar de que el emperador había financiado muchas infraestructuras en Praga, la falta de dinero era un obstáculo para la construcción. Aunque tenía suficiente material para levantar el puente, no contaba con los recursos necesarios para unir los bloques de piedra.

La Solución de Petr Parler

Desesperado, Carlos IV fue a hablar con el arquitecto de la corte, Petr Parler, para pedirle que se encargará de la construcción del puente. Parler, emocionado por la tarea, aceptó, pero le explicó al rey:

—Lo único que necesitaré, ya que no tengo suficiente, es un material para pegar los bloques del puente.

Carlos IV, preocupado, respondió:

—Mira, yo no tengo dinero.

Pero Parler, confiado, le contestó:

—Mi rey, conozco un secreto de los romanos: ellos utilizaban clara de huevo y vino para hacer un pegamento fuerte que servía para unir las piedras de los puentes.

El Decreto Real

Al enterarse de este antiguo truco, Carlos IV lanzó un decreto real en el que solicitaba a toda la población de Bohemia que le enviaran huevos y vino para poder fabricar el pegamento necesario para la construcción del puente. Sin embargo, cuando los habitantes de Velvary se enteraron de la noticia mandaron huevos duros en lugar de huevos crudos (para evitar que se rompieran en el camino) y requesón de Unhošt y leche en lugar de vino pensando que había hambre en Praga, se convirtieron en el hazmerreír de la época.

El Origen del Trdlo: Una Deliciosa Tradición de Praga

Los praguenses, al darse cuenta de que el requesón y la leche no servían para completar el proceso de construcción del puente, decidieron agregar harina a la mezcla y crearon un panecillo redondo con un delicioso aroma a canela. Este pan, conocido en checo como Trdlo, ha llegado a ser uno de los bocados más típicos de Praga. Si lo tradujéramos al español, su nombre sería algo así como „el tontino“.

Es interesante señalar que este pan no es originario de Chequia, sino que proviene de Hungría. Sin embargo, es cierto que la gastronomía de Chequia comparte muchas influencias con los países que formaron el Imperio Austrohúngaro. Por lo tanto, es posible que los checos hayan conocido este pan y, al adoptarlo, lo hayan nombrado en honor a un pueblo que se ofreció a ayudar a los praguenses en ese momento de necesidad.

Hoy en día, el Trdlo sigue siendo una delicia popular en las calles de Praga, disfrutada tanto por locales como por turistas, que no pueden resistirse a su sabor dulce y su fragancia tentadora.

Aunque esta historia de los huevos  ha alimentado el folclore praguense, un análisis realizado en 2010 por científicos de la Universidad de Tecnología Química reveló que, en realidad, no se utilizaron huevos en la construcción del puente. Sin embargo, sí se encontró evidencia de que el mortero fue regado con leche y vino.

 

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