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el castillo

Checos implicados en casos de espionaje: de África a América Latina

Praga / Uagadugú / Caracas – Las autoridades de Burkina Faso anunciaron recientemente el desmantelamiento de una presunta red internacional de espionaje que operaba bajo la fachada de actividades humanitarias. Entre los detenidos se encuentra el ciudadano checo Thomas Muzik, señalado por el gobierno burkinés como parte de una estructura vinculada a la Organización Internacional de ONG para la Seguridad (INSO).

Según informó el ministro de Seguridad, Mahamadou Sana, la red habría recopilado información sensible sobre las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS), incluyendo movimientos de convoyes militares, zonas de despliegue e incidentes con explosivos. La investigación se inició tras una denuncia pública que alertó sobre la recopilación de estos datos, presuntamente destinados a manos extranjeras.

Las autoridades locales detallaron que la supuesta red operaba mediante un sistema de tres niveles: exmiembros de las FDS actuaban como asesores, agentes de campo recolectaban información en terreno, y enlaces comunitarios servían de apoyo logístico en distintas regiones del país. A pesar de que la INSO había sido suspendida oficialmente el 31 de julio de 2025, la organización habría continuado sus operaciones. Fuente

Entre los siete detenidos se encuentran el director nacional de INSO, el francés Jean-Christophe Emile Pegon, la directora adjunta Aminata Marianne Guissé, y el checo Thomas Muzik. Todos enfrentan cargos de espionaje y traición, conforme al artículo 311-4 del Código Penal burkinés.

Un patrón de sospechas en el extranjero

No es la primera vez que ciudadanos checos son arrestados fuera del país bajo acusaciones de espionaje. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las pruebas nunca fueron concluyentes.

Uno de los casos más notorios se registró en Sudán en 2017, cuando el misionero Petr Jasek fue condenado por espionaje, incitación al odio y publicación de noticias falsas. Las autoridades sudanesas afirmaron que había tomado fotografías de instalaciones militares. Tras fuertes presiones internacionales y falta de pruebas determinantes, Jasek fue liberado meses después.

Otro episodio ocurrió en Zambia, donde Jiří Cetel, Jan Coufal y Michal Vebr fueron detenidos en octubre de 2011 acusados de espionaje por fotografiar un avión antiguo cerca de una base militar en Lusaka. Según la prensa local, los tres checos usaban cámaras y mapas de Google para registrar la zona. Sin embargo, tras una semana de detención preventiva, fueron liberados sin cargos.

Un caso similar se dio en Grecia en mayo de 2012, cuando Martin Pezlar e Ivan Buchta, empleados de una empresa de software, fueron arrestados en la isla de Lemnos. Las autoridades los acusaron de fotografiar terrenos militares para un videojuego ambientado en una región cercana a la frontera con Turquía. Tras meses de prisión preventiva, el tribunal griego reclasificó el delito de espionaje a “fotografía no autorizada”, un delito menor. En enero de 2013 ambos recuperaron la libertad y su fianza de 5.000 euros.

El caso venezolano: política y tensión diplomática

El episodio más reciente y con mayor repercusión diplomática es el de Jan Darmovzal, detenido en septiembre de 2024 en Venezuela. El régimen de Nicolás Maduro lo acusa de conspirar en un supuesto plan para asesinar al presidente y de colaborar con organizaciones extranjeras, entre ellas la CIA, según la versión oficial difundida por dirigentes del chavismo como Diosdado Cabello.

A más de un año de su arresto, no se han presentado cargos formales ni se ha celebrado juicio alguno. El gobierno checo, encabezado por el ministro de Asuntos Exteriores Jan Lipavský, ha exigido su liberación inmediata, denunciando que el ciudadano checo se encuentra detenido sin garantías judiciales ni acceso consular pleno.

Espionaje o malentendidos diplomáticos

Aunque los casos presentan contextos muy distintos —desde África hasta América Latina—, comparten un patrón común: la presencia de ciudadanos checos detenidos por actividades que los gobiernos locales califican de espionaje, pero que rara vez culminan con condenas firmes.

Mientras tanto, el caso de Thomas Muzik en Burkina Faso promete convertirse en un nuevo punto de tensión diplomática entre Praga y un país extranjero, en un escenario donde los límites entre cooperación humanitaria y espionaje parecen cada vez más difusos.

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