Las joyas checas que brillan en la Lista de la UNESCO
La República Checa no solo es un país de castillos y paisajes pintorescos. También guarda un legado arquitectónico y cultural de valor mundial, tanto que varios de sus monumentos han sido inscritos en la prestigiosa Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Estas joyas, dispersas por todo el territorio, son testimonio de siglos de historia, arte y tradiciones que siguen atrayendo a miles de visitantes, tanto locales como extranjeros.
Praga, corazón histórico de Europa
La capital checa es en sí misma un museo al aire libre. La Ciudad Vieja, la Ciudad Nueva, el Barrio Pequeño y Hradčany conforman un conjunto arquitectónico único cuyos orígenes se remontan al siglo X. Entre sus símbolos más célebres se encuentran el Puente de Carlos y la majestuosa Catedral de San Vito, parte del complejo del Castillo de Praga. Pasear por estas calles es sumergirse en la historia de una ciudad que fue crisol cultural y político en el corazón de Europa.
Una iglesia en forma de estrella
En Žďár nad Sázavou se alza una obra singular: la iglesia de peregrinación de San Juan Nepomuceno, diseñada por el visionario arquitecto Jan Blažej Santini. Su planta en forma de estrella de cinco puntas es un ejemplo del llamado gótico barroco, estilo en el que Santini combinó tradiciones medievales con el dinamismo barroco. Rodeada de un cementerio y claustro, la iglesia no solo ofrece un ambiente místico, sino que también ha sido escenario de rodajes cinematográficos.
Kutná Hora, la ciudad de la plata
Si en la Edad Media Praga era el centro político, Kutná Hora fue el motor económico gracias a sus minas de plata. Esta ciudad histórica guarda monumentos extraordinarios, como la Iglesia de Santa Bárbara, joya del gótico tardío, y la Catedral de la Asunción de la Virgen María en Sedlec, reconstruida en estilo gótico barroco. Ambas fueron inscritas en la Lista de la UNESCO en 1995, confirmando la relevancia de Kutná Hora como símbolo del poderío checo en tiempos pasados.
Kladruby nad Labem, tierra de caballos reales
La República Checa también protege su patrimonio vivo. En Kladruby nad Labem se encuentra una de las ganaderías más antiguas del mundo, fundada en el siglo XVI y vinculada al emperador Rodolfo II. Allí se crían los caballos Kladruby, majestuosos ejemplares blancos destinados a ceremonias reales y de Estado. En 2019, tanto la ganadería como sus pastos fueron inscritos en la lista de la UNESCO. Además de su importancia histórica, el lugar organiza competiciones, exhibiciones y actividades familiares que mantienen viva la tradición ecuestre.
Žatec y el paisaje del lúpulo
Otro de los tesoros checos está ligado a una tradición distinta: la cerveza. El paisaje del lúpulo de Žatec, con testimonios históricos desde 1348, forma parte del patrimonio cultural protegido por la UNESCO. Allí se conserva el centro histórico de la ciudad, el castillo de Stekník y un distrito industrial del siglo XIX dedicado al procesamiento del lúpulo. La región simboliza la importancia de este cultivo, que dio fama mundial a la cerveza checa.
Orgullo compartido
Los monumentos checos inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial no son solo edificios o paisajes: son símbolos de identidad, historia y creatividad. Desde la espiritualidad de Santini hasta el aroma del lúpulo de Žatec, cada uno de estos lugares refuerza el prestigio cultural de un país que, pese a su tamaño, brilla con fuerza en el mapa de la humanidad.