Economía checa: entre la defensa del gobierno y las críticas de la oposición
Praga. A pocas semanas de las elecciones parlamentarias, el gobierno de Petr Fiala (ODS) insiste en que la vida en la República Checa es “básicamente buena” según los estándares europeos. Sin embargo, la oposición, encabezada por el movimiento ANO de Andrej Babiš, acusa al gabinete de haber provocado la energía más cara del continente y la mayor caída de los salarios reales. En medio de las comparaciones cruzadas y las cifras contradictorias, economistas consultados por Echo24 coinciden: la economía checa no está en ruinas, aunque enfrenta problemas estructurales de largo plazo.
El gobierno en defensa y la oposición al ataque
El Ejecutivo de Fiala ha reiterado en numerosas ocasiones que el país avanza en la senda correcta y niega que exista una “tierra arrasada”. Aun así, el propio ministro de Transporte, Martin Kupka (ODS), admitió que los argumentos no logran convencer al electorado, algo que, según dijo a Seznam Zprávy, le “entristece profundamente”.
Por su parte, ANO repite que el país paga la factura de un mal manejo energético y de una pérdida de poder adquisitivo sin precedentes.
“Situación decente, pero con riesgos”
Para Michal Skořepa, analista de Česká spořitelna y presidente de la comisión de previsión presupuestaria, la economía checa se mantiene en buena forma comparada con la eurozona:
“Definitivamente no hablaría de tierra arrasada, ni hoy ni en los últimos años. La inflación converge al 2 %, la calificación es estable y la economía sigue acercándose a la eurozona”.
No obstante, advierte sobre fallos de preparación estructural: bajos salarios pese al pleno empleo, un sistema tributario plagado de exenciones, falta de eficiencia en la administración, retrasos en los permisos de construcción y una débil adaptación al Pacto Verde europeo.
Crecimiento sólido, pero sin liderazgo
El economista jefe de Creditas, Petr Dufek, señala que la situación es “aceptable, aunque lejos de ser líder”. Entre los principales obstáculos enumera la burocracia, la administración estatal ineficiente, deficiencias en educación y, sobre todo, el alto coste de la energía.
En términos macroeconómicos, recuerda que el PIB nominal creció un 27,7 % entre 2021 y 2024, pero apenas un 4,2 % en términos reales. La inflación cayó al 2,5 %, aunque más por la política del Banco Central y la fortaleza de la corona que por decisiones gubernamentales.
Inflación a la baja y salarios al alza
Para Pavel Peterka, economista jefe de XTB, la situación tampoco justifica un diagnóstico catastrofista:
“La economía checa no se parece en nada a una tierra arrasada. La inflación anual ya se redujo al 2,5 % en agosto y el crecimiento interanual del PIB fue del 2,6 %, mejor que Alemania (-0,2 %) y que la media de la eurozona (1,5 %)”.
Otro dato positivo es la evolución de los salarios: crecieron un 7,8 % en el segundo trimestre y, descontada la inflación, un 5,3 %. El salario medio ya supera las 41.000 coronas y, según estimaciones del Banco Central, los sueldos reales seguirán aumentando en 2025 y 2026.
El desafío pendiente: productividad
Pese a estos avances, los analistas coinciden en un punto: la productividad laboral checa sigue rezagada en comparación con las economías occidentales, lo que limita el crecimiento del nivel de vida.
Así, mientras el gobierno intenta transmitir optimismo y la oposición dibuja un panorama de crisis, los expertos ofrecen un diagnóstico más matizado: la República Checa está lejos del desastre, pero también de liderar en Europa.