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El banco central

El crecimiento del PIB se revisa a la baja, pero el consumo de los hogares sostiene la recuperación económica en 2025. La economía checa continúa navegando en un contexto global marcado por la inestabilidad. Según el pronóstico macroeconómico semestral publicado por la Cámara Económica de la República Checa en colaboración con el equipo analítico de Česká spořitelna, el crecimiento del PIB real alcanzará el 2,0 % en 2025, con una proyección de aceleración hasta el 2,3 % en 2026.

El presidente de la Cámara, Zdeněk Zajíček, explicó que el desempeño económico sigue condicionado por factores geopolíticos internacionales, entre ellos el conflicto persistente en Ucrania, la escalada de tensiones en Oriente Medio y la guerra comercial impulsada por Estados Unidos. “Hemos reducido las expectativas de crecimiento del 2,8 % al 2 %, pero dadas las circunstancias, incluso este resultado puede considerarse sólido”, afirmó Zajíček.

Los hogares, el motor del crecimiento

El principal impulsor del crecimiento será el consumo de los hogares, cuya contribución al PIB en 2025 alcanzará 1,1 puntos porcentuales. A pesar de una ligera desaceleración esperada en 2026 —del 2,5 % al 2,2 %—, el consumo privado seguirá beneficiándose de la recuperación del poder adquisitivo.

Se prevé que el salario medio nominal aumente un 6,1 % en 2025, lo que representa un crecimiento del 3,6 % en términos reales. Para 2026, los analistas estiman un incremento nominal del 5 %, con una inflación proyectada del 2,3 %, lo que permitiría un crecimiento real del 2,7 %.

Inversión empresarial en pausa

Pese al aumento del consumo, las empresas mantienen una actitud conservadora respecto a la inversión. Según David Navrátil, economista jefe de Česká spořitelna, “la pérdida de confianza entre consumidores y empresas es el mayor freno al crecimiento, más que las cifras económicas en sí mismas”. La inversión fija crecerá solo un 1 % este año, con una aportación marginal al PIB (0,3 puntos porcentuales), aunque se espera una recuperación moderada en 2026.

Riesgos persistentes

Roman Renda, analista de la Cámara, destacó que, tras la fuerte pérdida del poder adquisitivo en 2022 y 2023, la recuperación de los salarios reales está comenzando a reflejarse en una mayor demanda interna, ahora clave para la actividad económica. En contraste, la demanda externa muestra signos de debilitamiento.

El pronóstico económico sigue condicionado por varios riesgos: posibles escaladas en los conflictos comerciales, una recesión en EE. UU., fluctuaciones en los precios de las materias primas y problemas en las cadenas de suministro. Sin embargo, un posible repunte en Alemania —impulsado por altas inversiones públicas— podría representar una oportunidad para la economía checa si se traduce en mayor demanda de productos nacionales.

Aunque las proyecciones han sido ajustadas a la baja, el consumo de los hogares representa un pilar de estabilidad para la economía checa. No obstante, el entorno internacional continúa siendo una fuente de vulnerabilidad para el crecimiento sostenido.

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