El Castillo de Praga y el barrio de Hradčany son algunos de los lugares más visitados de la capital checa. Sin duda, merece la pena explorar ambos espacios con atención y calma.
Hradčany, fundado en 1320, se sitúa junto al Castillo de Praga. Además de sus joyas arquitectónicas principales, se pueden visitar otros sitios emblemáticos como Loreto, el Palacio Czernin, el Palacio Arzobispal, el Monasterio Strahov y el Belvedere.
Historia del Castillo de Praga
El Castillo de Praga fue fundado en la década de 980 por un príncipe de la familia Přemyslida, en una posición estratégicamente ventajosa. A lo largo de los siglos, ha sido objeto de numerosas reconstrucciones. En 1918, se convirtió en la sede del Presidente del Estado Checoslovaco, y bajo la presidencia de Tomáš G. Masaryk, se iniciaron importantes reformas dirigidas por el arquitecto Josip Plečnik.
El Castillo de Praga en la actualidad
Hoy en día, el castillo acoge eventos culturales y exposiciones destacadas, en espacios como las Caballerizas Imperiales, la Sala de Equitación y el Purkrabstvo. La Pinacoteca del castillo alberga una valiosa colección de obras de arte.
Uno de los atractivos más populares es el cambio de guardia, que se celebra cada hora entre las 5:00 y las 23:00, con una fanfarria festiva al mediodía.
Zonas ocultas y curiosidades arquitectónicas
El Salón Dorado
Espacio reservado solo para los invitados del jefe de Estado. Las paredes están revestidas con pan de oro y decoradas con esculturas del artista Damián Pešan, quien colaboró con Plečnik.
Impluvium y el túnel secreto
Plečnik diseñó una antesala de granito pulido con una fuente central, conocida como el Impluvium, y otra fuente en la Sala de los Leones. Además, construyó un túnel subterráneo para evitar aglomeraciones durante los desplazamientos presidenciales.
20 datos sorprendentes sobre el Castillo de Praga
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Su historia se remonta al siglo IX, cuando aún era solo un asentamiento fortificado.
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Se considera el castillo medieval más grande del mundo, según el Libro Guinness de los Récords.
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Ha sido residencia de reyes, emperadores y presidentes.
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Tiene 7,8 hectáreas.
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Fue remodelado en el siglo XIV al estilo de los palacios franceses.
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El complejo incluye catedrales, edificios defensivos, administrativos y zonas residenciales.
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Cuenta con jardines e invernaderos, incluyendo uno de naranjos impulsado por Olga Havel.
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La campana más grande del país, llamada Segismundo, está en la Catedral de San Vito.
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El Foso de los Ciervos es una zona natural oculta, antiguamente usada para criar animales de caza.
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El nombre „Praga“ proviene de un acantilado de piedra cercano al castillo.
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La propiedad del castillo está compartida entre el Estado checo, la Iglesia y la familia Lobkowicz.
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Los primeros tulipanes en Europa se cultivaron en sus jardines, no en los Países Bajos.
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El edificio más antiguo es el Antiguo Palacio Real, que conserva una parte románica del siglo XII.
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La Callejuela Dorada, del siglo XV, fue hogar de siervos y luego de artesanos.
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Allí se guardan las joyas de la corona, entre ellas la corona de Carlos IV, con acceso restringido a siete personas.
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Según la leyenda, quien no esté destinado a llevar la corona y la use, morirá trágicamente, como ocurrió con Reinhard Heydrich.
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Las restauraciones deben conservar siempre el carácter original del castillo.
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Los guardias del castillo comenzaron su labor en 1918; durante el comunismo fueron reemplazados por una unidad especial.
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En el siglo XVI, un incendio destruyó parte del Antiguo Palacio Real y la Capilla de Todos los Santos.
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El castillo sigue siendo un símbolo de poder, historia y orgullo nacional para los checos.