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El puente de Carlos

 La cerveza y los postres son lo más buscado. Tradición, calidad y adaptación: las claves del éxito checo en Europa

Sabor tradicional, producción honesta y tendencias modernas. Así se abre paso la comida checa en los mercados de Europa Occidental, donde la competencia es feroz y las exigencias del consumidor son cada vez más altas.

Algunos productores checos están logrando entrar en las cadenas minoristas extranjeras, mientras que otros ganan terreno mediante marcas blancas. Los factores decisivos para el éxito son la calidad, la historia, la innovación y la capacidad de adaptarse a las demandas locales.

“Los productos alimentarios checos tienen cada vez más posibilidades de éxito si se hace hincapié en la tradición, la calidad y el origen”, explica Marek Zemánek, de la Cámara Checa de Alimentación y Agricultura. Los consumidores valoran los ingredientes puros, las recetas originales y certificaciones como BIO o Denominación de Origen Protegida.

En Alemania, dominan la cerveza checa, los postres tradicionales y la comida sana. No obstante, los consumidores alemanes son conservadores: prefieren marcas conocidas y requieren una razón de confianza para probar algo nuevo.

En Austria, el patriotismo alimentario es fuerte, pero la inflación ha hecho que algunos consumidores consideren alternativas extranjeras, según Julie Havlová de CzechTrade en Viena.

En Francia, el consumidor aprecia la producción tradicional y la sostenibilidad, pero el mercado es muy exigente: sin un origen claro, un envase atractivo y una historia sólida, un producto tiene pocas oportunidades.

En los Países Bajos y Bélgica, los consumidores valoran lo ecológico, saludable e innovador, lo que abre oportunidades a productores checos que cumplan estos criterios.

Barreras y desafíos

Los obstáculos principales son la legislación estricta, las barreras lingüísticas, las condiciones comerciales adversas y la escasa visibilidad de las marcas checas. Muchos productos se comercializan bajo marcas blancas, por lo que el consumidor no sabe que se trata de un producto checo.

Según la economista Ilona Švihlíková, la República Checa carece de una marca nacional fuerte. “La marca es clave en mercados altamente competitivos. Las empresas checas siguen desempeñando el papel de subcontratistas baratos, pero construir una marca propia es el único camino hacia una posición más digna”, advierte.

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