Sudlianková dirigió la propaganda rusa en Chequia
Praga – Durante años fue considerada una voz crítica contra el régimen bielorruso y una luchadora por la libertad. Sin embargo, la periodista Natalia Sudlianková, recientemente incluida en la lista de sanciones checa, ha resultado ser, según el Servicio de Información de Seguridad (BIS), una colaboradora activa del servicio de inteligencia militar ruso GRU.
La ahora exrefugiada bielorrusa deberá abandonar la República Checa antes del 1 de mayo, según el Ministerio de Asuntos Exteriores. Se le considera una persona indeseable, después de que se comprobara que durante años operó secretamente como agente de desinformación, financiada por el Kremlin.
Pagos en criptomonedas y vínculos con el GRU
El ministro de Exteriores, Jan Lipavský, aseguró que Sudlianková recibió decenas de miles de euros en criptomonedas directamente desde Rusia como pago por sus actividades. La periodista dirigía campañas de propaganda y desinformación en áreas sensibles como la seguridad y la energía, según confirmó el BIS.
“No solo difundía propaganda rusa, sino que también diseñó y gestionó todo el sistema de desinformación en Chequia”, explicó el portavoz del BIS, Ladislav Šticha.
Una estructura dirigida por Moscú
Sudlianková actuaba bajo la supervisión de Alexei Nikolaevich Shavrov, oficial del GRU de 36 años, también sancionado por el gobierno checo. “Él le asignaba tareas, coordinaba sus actividades y le pagaba”, detalló Šticha.
Ambos nombres se suman a la lista de sanciones checa, que ya incluye a otras doce personas físicas y dos jurídicas, principalmente de la Federación Rusa. El primero en figurar en la lista fue el patriarca Kirill, en abril de 2023.
De refugiada bielorrusa a portavoz del Kremlin
Sudlianková llegó a Chequia a finales de los años 90 como refugiada del régimen de Alexandr Lukashenko. Trabajó para Radio Free Europe, colaboró en diversos medios y fue redactora jefa del semanario Pražský telegraf. Durante años, fue considerada una disidente destacada.
Sin embargo, en 2014, durante la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia, Sudlianková sorprendió al relativizar la gravedad de la invasión. “Dijo que no era un problema tan serio, que se trataba de una lucha entre oligarcas y que el ejército ruso no estaba en Ucrania”, recuerda Zdislava Pokorná, editora de Deník N.
Ese momento marcó un giro radical en su discurso público, alineado cada vez más con la narrativa del Kremlin.