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Científicos checos desarrollan tecnología para eliminar antibióticos y fármacos de las aguas residuales

Los antibióticos, hormonas y otros fármacos presentes en las aguas residuales representan un riesgo creciente tanto para la naturaleza como para la salud humana. Los sistemas de tratamiento convencionales no pueden eliminarlos de forma eficaz, lo que deja estas sustancias circulando en el medio ambiente. Frente a este problema, un equipo del Instituto de Química Física de la Academia de Ciencias de la República Checa, liderado por Jiří Rathouský, ha desarrollado una tecnología capaz de degradar estos contaminantes con gran eficiencia.

El método se basa en la fotocatálisis, un proceso en el que la luz, combinada con un catalizador especial, genera partículas reactivas que descomponen las sustancias nocivas en agua, dióxido de carbono y pequeñas cantidades de sales. Se trata de una técnica universal y sencilla que puede aplicarse tanto antes como después de la depuración convencional. No solo actúa contra antibióticos, sino también contra hormonas, restos de medicamentos o compuestos químicos procedentes de productos domésticos.

Los investigadores comprobaron además su utilidad en el tratamiento de las llamadas aguas grises, que se reutilizan para riego o en sistemas de descarga de inodoros. El siguiente paso será trasladar esta innovación a un prototipo industrial en un plazo de tres años, mediante un proyecto piloto en la región de Ústí nad Labem. Según los científicos, este avance no solo mejorará la calidad del agua en Chequia, sino que también podría convertirse en una nueva tecnología de exportación.

La ventaja de la fotocatálisis reside en su versatilidad y en la simplicidad de su aplicación. No requiere altas temperaturas, presiones ni aditivos químicos. Con la sola presencia de luz y un catalizador, es posible descomponer moléculas contaminantes de forma profunda, incluso en concentraciones muy bajas. Por ello, puede integrarse como etapa complementaria en las plantas de tratamiento: antes del proceso biológico, para proteger a los microorganismos, o después, para eliminar los residuos que persisten tras la depuración estándar.

El equipo de Rathouský trabaja en colaboración con jóvenes investigadoras como Barbora Walderová, que se centra en la degradación de antibióticos, y Tereza Maříková, de la Universidad de Tecnología Química, especializada en fármacos estimulantes detectados en aguas urbanas. Su investigación apunta a un beneficio directo para la salud pública, al reducir la propagación de bacterias resistentes y minimizar el impacto de contaminantes invisibles que hasta ahora escapaban a las tecnologías de limpieza convencionales.

Con este descubrimiento, la ciencia checa da un paso adelante en la protección de los recursos hídricos y abre la puerta a soluciones sostenibles que podrían marcar la diferencia en la lucha global contra la contaminación invisible del agua.

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