La vivienda en Chequia: jóvenes atrapados entre hipotecas imposibles y alquileres caros
La República Checa se encuentra entre los países de la Unión Europea con peor calidad de vivienda. Según los últimos datos, ocupa el quinto peor lugar del bloque, y su posición lleva tres años consecutivos deteriorándose.
Uno de cada diez hogares gasta más del 40 % de sus ingresos en vivienda, mientras que para los jóvenes, el acceso a un apartamento o a una casa propia se percibe como el problema más grave de la actualidad. Casi el 40 % de los menores de 30 años no cree que pueda comprar nunca una vivienda.
Praga, símbolo de inaccesibilidad
De media, los checos necesitan casi 14 salarios anuales para adquirir un apartamento estándar; en Praga, la cifra sube a casi 18. El pesimismo asociado golpea especialmente a los jóvenes: dos tercios de ellos declaran estar estresados por la situación de la vivienda.
Roman Vyšanský, que recientemente logró compartir piso gracias a un conocido, destina un tercio de sus ingresos al alquiler:
“Si quisiera pensar en vivir con una pareja en un futuro próximo o en pedir una hipoteca, me parece absolutamente impensable”, afirma.
Retraso en los proyectos vitales
El encarecimiento de la vivienda no solo afecta al bolsillo, también condiciona los planes de vida. La mitad de los menores de 30 años pospone la paternidad por la dificultad de acceder a una vivienda.
“La disponibilidad es difícil para ellos, ya que incluso el alquiler resulta caro. El hecho de no poder permitirse una vivienda propia o de alquiler les hace retrasar etapas importantes de su vida”, explica Tomáš Odstrčil, editor jefe de Europe in Data.
Un mercado desequilibrado
El problema de fondo es la falta de nuevas construcciones. Se levantan pocos apartamentos y la escasez alimenta el alza de precios. Los municipios buscan terrenos para nuevos barrios, pero la demanda supera con creces la oferta.
En Havlíčkův Brod, los solares pequeños se venden rápidamente por unos dos millones de coronas, mientras que los más grandes, de unos cuatro millones, siguen esperando comprador. En la región de Ústí nad Labem, tradicionalmente la más barata, los precios también se disparan: un piso en Most pasó en dos años de un millón a millón y medio de coronas.
El propio ayuntamiento de Most estudia un ambicioso plan para urbanizar la zona junto al lago, con capacidad para 6.000 habitantes e infraestructuras como escuelas, comercios y parques.
Hipotecas bajo presión
Aunque la Asociación Bancaria Checa asegura que, por ahora, los ciudadanos logran afrontar sus hipotecas, los especialistas advierten que el equilibrio es frágil.
“El coste medio de la vivienda representa el 23 % de los gastos familiares en el país, y en Praga es mucho mayor”, señala Michal Straka, analista de IPSOS. “Si las familias gastan más del 40 % de sus ingresos en vivienda, podrían tener serios problemas para devolver sus préstamos”.
Un futuro incierto
El acceso a la vivienda en la República Checa se perfila como uno de los mayores retos sociales de la próxima década. Para los jóvenes, que ya cargan con la incertidumbre de los precios y los créditos inaccesibles, el problema no es solo económico: es también existencial. Sin una solución estructural en la construcción de vivienda, muchos temen que sus proyectos de vida queden indefinidamente en suspenso.
