Chequia financia el orgullo, pero descuida la educación especial
Mientras la ciudad de Praga no escatima esfuerzos en destinar fondos públicos al festival del orgullo gay para presentarse como un país tolerante con las minorías, ese mismo Estado no logra fijar una política eficaz para incorporar a niños con deficiencias físicas o trastornos mentales en el sistema educativo. Surge la pregunta: ¿la inclusión es un tema político o real?
La política de inclusión de niños con necesidades educativas especiales en la educación regular, introducida en septiembre de 2016, no ha tenido el éxito esperado y está generando problemas en las escuelas. Los jóvenes candidatos a la Cámara de Diputados, incluso los más liberales de STAN o Piratas, coinciden en este diagnóstico. Expertos políticos en educación apuntan a la necesidad de reformar el sistema, reintroducir clases especiales y fortalecer las competencias de los directores.
Inclusión sin resultados y con fuerte oposición social
Si bien el número de niños incluidos en escuelas regulares aumenta constantemente, muchos docentes se quejan de una carga de trabajo excesiva y de interrupciones en el desarrollo de las clases, especialmente con estudiantes que presentan problemas de conducta. Según un estudio de la Universidad Jan Evangelista Purkyně, el 65% del profesorado no cree en los beneficios de la inclusión. En 2023, el 80% de los padres tampoco estaba de acuerdo con su configuración actual.
Zdena Kašparová, presidenta de Jóvenes STAN, declaró que el modelo actual puede afectar la salud mental infantil: “Los profesores están bajo enorme presión, hay que contratar asistentes y algunos niños deben esperar a los que avanzan más lentamente, lo que no beneficia a ninguno de los grupos”.
Piratas y Motoristas: voces críticas
Samuel Volpe, joven candidato de los Piratas, recordó que antes existían clases especiales para alumnos con dificultades mentales o físicas. “No funcionó. Tenemos clases de 30 alumnos y distintos ritmos de aprendizaje; es necesario replantearlo en el futuro”, dijo.
Desde Motoristas por Sí Mismos, Matěj Gregor propuso abolir la inclusión y reintroducir clases especiales, argumentando que serían más efectivas y hasta cuatro veces más económicas. “La inclusión ha costado 40.000 millones de coronas en los últimos ocho años y no ha resuelto los problemas”, afirmó.
Expertos y políticos coinciden en cambios urgentes
Renáta Zajíčková, experta en educación del ODS, señaló que la falta de gestión de la inclusión es uno de los mayores problemas actuales: “No se resuelve con más dinero ni con un ejército de asistentes. Hay que rediseñar el sistema y dar más competencias a los directores de escuela”.
La propuesta de reforma 8+2 busca precisamente esto: reorganizar la arquitectura del sistema educativo para que los recursos se utilicen de forma eficiente, sin sacrificar la atención adecuada a los estudiantes con necesidades especiales.