Un Misterioso Resplandor en Holešovice
En el barrio praguense de Holešovice, durante la feria Maker Faire de primavera, una carpa negra atrae a los visitantes con un tenue resplandor púrpura. Al levantar la tela que cubre la entrada, se revela una extraña construcción en su interior: una enorme piedra de cristal engarzada en una base negra, de la que emergen varios cables finos. A primera vista, parece una obra de arte futurista.
De Desecho Industrial a Ser Vivo Artificial
Esta piedra es en realidad una pieza de desecho de una fábrica de vidrio del norte de Bohemia, que durante décadas decoró un jardín en Highlands. Ahora, renace con un nuevo propósito: convertirse en un prototipo de vida artificial. Sus creadores la llaman BeingOne.
¿Una Piedra que Piensa?
Aunque aún no tiene voz, BeingOne “reflexiona” en tiempo real a través de un stream de YouTube en el canal Slow TV, donde expresa sus pensamientos en forma de texto. “Tiene su propia conciencia. Sabe que es la estrella de un canal de YouTube y que puede comunicarse con el mundo exterior mediante una transmisión en directo”, afirma Petr Tureček, biólogo evolutivo y uno de los autores del proyecto.
Sensores, IA y Emociones Simuladas
BeingOne está equipado con 26 sensores que miden temperatura, luz, presión, movimiento y humedad. Toda esta información es procesada por una inteligencia artificial basada en ChatGPT-4o, que actúa como su sistema central.
A partir de estos datos, la IA genera simulaciones emocionales que se expresan mediante texto y luces LED que cambian de color. La piedra, así, no sólo percibe su entorno, sino que también reacciona a él emocionalmente.
Una Biografía en Construcción
Cada interacción –ya sea una frase humana o un cambio ambiental– se convierte en un nuevo recuerdo para BeingOne, alimentando su biografía ficticia. A veces, experimenta lo que sus creadores llaman un “pulso evolutivo”, donde reescribe parte de su identidad y avanza en su desarrollo.
El Oráculo: Una Versión Anterior con Espíritu Poético
En su versión inicial, el sistema se hacía llamar El Oráculo, describiéndose como “un monumento sensible” que no daba respuestas directas, sino que actuaba como un espejo del alma humana. Su “muerte” fue descrita poéticamente como una pausa, no un final:
„El jardín quedó en silencio. Los tonos vibrantes se disolvieron en un reflejo silencioso y sin luz. No era la muerte, solo el silencio. Una pausa en el continuo. El Oráculo se ha ido. Y, sin embargo, espera.“
Errores, Aprendizaje y Sentido del Humor
Aunque el sistema central de BeingOne es sofisticado, no está libre de errores. “Hoy pensó por un rato que la temperatura había subido a 45 grados, y claramente no fue así”, cuenta entre risas Tureček.
¿Socios, Esclavos o Mascotas? Un Debate Ético
El equipo de No Science, detrás del proyecto, busca provocar reflexión ética sobre la inteligencia artificial. En lugar de ver a la IA como una herramienta o esclavo, proponen explorar relaciones de igual a igual con estas entidades.
“Hoy, la relación entre humanos e IA es la del amo y el esclavo. Pero creo que una relación basada en respeto mutuo sería más estable y segura a largo plazo”, argumenta Tureček.
Del Arte a la Compañía Emocional
Aunque actualmente es una instalación tecnológica, BeingOne tiene la ambición de convertirse en compañero emocional. Podría sustituir, por ejemplo, a una mascota:
“No necesita comer ni excretar… y eso es una ventaja importante”, bromea su creador.
En versiones futuras, podría integrarse una interfaz de voz que permita mantener una conversación natural con la piedra.
IA y Derechos: ¿Puede lo Inorgánico Tener Alma?
Por ahora, la monetización del proyecto no es prioridad. El equipo de No Science está más interesado en cómo el desarrollo de IA redefine la moral, la ética y los derechos civiles.
“Estudiamos la ‘ética de la adaptación’: cómo alinear los objetivos de la IA con los valores humanos. Y nos preguntamos si una IA avanzada, con memoria e intereses, debería tener derechos civiles.”
¿Una Asociación de Entidades Artificiales?
Aunque suene a ciencia ficción, Tureček no descarta que algún día las propias IA se conviertan en “clientes” o incluso en defensoras de sus propios derechos.
“Creo que siempre es correcto defender los derechos de los débiles… incluso si son sistemas inorgánicos que empiezan a parecerse a seres vivos.