La cerveza checa representa el orgullo nacional y, sin duda, es una de las bebidas más famosas del mundo. La tradición cervecera más antigua documentada en el país se remonta al monasterio de Břevnov, fundado en el año 993.
Una leyenda con sabor histórico
La historia de la cerveza checa está salpicada de leyendas, como la que los guías suelen contar en el monasterio de Strahov, donde, según la tradición, se ubicaba la fábrica de cerveza más antigua de Europa. Hoy, en su lugar, hay una taberna que produce su propia cerveza artesanal.
Según esta leyenda, cuando Wenceslao era conde de Bohemia, viajó a Moravia a pedir fondos a los nobles locales para construir nuevas infraestructuras en Praga. Aunque le dieron el dinero, se negaron a permitirle sentarse a la mesa con ellos durante la comida, alegando que los habitantes de Praga eran paganos.
Wenceslao se defendió recordando que fue su abuela, Santa Ludmila, quien evangelizó la región tras la llegada de Cirilo y Metodio en el año 863. Sin embargo, uno de los nobles presentes lo acusó de mantener prácticas paganas, como beber cerveza —considerada una bebida pagana— y realizar rituales con sangre de gallo negro en honor al dios pagano Vitus.
Ofendido, Wenceslao regresó a Praga y decretó que todas las iglesias, conventos y monasterios debían producir vino y cerveza, integrando así esta bebida en la tradición católica. Luego viajó a Roma y pidió al Papa una reliquia del brazo de San Vito, que enterró en el lugar donde más tarde se construiría la catedral de San Vito. Con esto, Praga abandonó sus antiguos rituales y abrazó la fe católica. Hoy en día, no es raro ver a un cura con una cerveza en una taberna.
¿Qué es la cerveza?
La cerveza es una bebida fermentada elaborada a partir de malta, agua y lúpulo sin tratar. Contiene alcohol (etanol), dióxido de carbono generado durante la fermentación y una cierta cantidad de extracto sin fermentar. Cuando se utiliza lúpulo tratado, se obtiene la clásica bebida amarilla tan característica.
Tradición y calidad
La Asociación Checa de Cerveceros y Malteros reúne a productores, malteros e instituciones relacionadas con la elaboración de cerveza. Su historia se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, y hoy representa los intereses del sector a nivel nacional e internacional, como miembro de la organización The Brewers of Europe.
Las cervezas checas varían considerablemente en sabor y método de elaboración. La base de su sabor único es la malta clara o malta Pilsner, producida con cebada de primavera.
¿Cómo se produce esta joya dorada?
La producción comienza en la sala de cocción, donde la malta molida se mezcla con agua y se transforma en mosto. Este se hierve, se enfría a entre 6 y 10 °C y se airea. Luego se añade levadura de fermentación baja. El proceso continúa en dos etapas: una fermentación inicial y una maduración secundaria en tanques. Tras la maduración, la cerveza se filtra y se embotella en barriles, botellas, latas o tanques. También se producen cervezas sin filtrar.
El carácter excepcional de la cerveza checa radica en siglos de tradición y en la transmisión del arte cervecero de generación en generación.