El Papa Francisco, fallecido el lunes por la mañana, situó las cuestiones ecológicas en el centro de la moral católica, afirmó el teólogo y párroco Tomáš Halík en una entrevista con ČT24. En su opinión, combinó dos espiritualidades: la jesuita y la franciscana. Esta última se caracteriza por la sensibilidad hacia la creación y la naturaleza. Según Halík, esta fue también la razón por la que pudo llegar a la generación más joven. El programa fue presentado por Tereza Willoughby.
Una impresión cercana y auténtica
Halík comentó que no conocía al Papa Francisco tan bien como a sus predecesores:
«Tuve la oportunidad de hablar con ellos en profundidad en más de una ocasión. Con el Papa Francisco me reuní unas cuatro o cinco veces, pero siempre brevemente», explicó.
Aun así, su impresión personal fue encantadora, y el carisma de Francisco, según él, era inmenso.
«Su inmediatez, humanidad, sentido del humor, espontaneidad y sencillez… Esto fue extremadamente importante», señaló Halík.
Según él, se puede saber si lo que una persona predica le sale del corazón o si solo lo ha aprendido. En su opinión, la capacidad de persuasión del Papa residía en su veracidad:
«La defendió con toda su vida».
Un Papa cercano y humano
Halík compartió una anécdota personal:
El presidente de una academia teológica le pidió uno de sus libros para presentárselo al Papa y le solicitó su dirección. Tiempo después, recibió una carta personal del propio Francisco:«El Papa decía que estaba encantado de leer mi libro. (…) Y la última frase era: Rece por mí, yo rezaré por usted. Fue el **Papa de mi corazón y de mi vida», afirmó Halík.
Símbolos y apertura: el nombre Francisco
Según Halík, elegir el nombre de Francisco fue profundamente simbólico. San Francisco representa la pobreza, la sencillez y una gran apertura hacia otras personas y culturas.
«San Francisco fue a pie hasta el Sultán en tiempos de las Cruzadas (…) Desde entonces, los musulmanes tienen en gran estima a Francisco de Asís».
El Papa continuó con el diálogo interreligioso iniciado por Juan Pablo II, dando pasos significativos hacia la comunidad musulmana, que describió como «extremadamente grande e importante».
La unión de dos espiritualidades
Halík destacó que Francisco combinaba la espiritualidad jesuita (ignaciana) con la franciscana. La espiritualidad jesuita, explicó, fue durante mucho tiempo malinterpretada en Chequia, aunque ha sido siempre una vanguardia intelectual de la Iglesia:
«Los jesuitas representaban una élite intelectual, produjeron una serie de científicos brillantes (…) y aplicaron experimentos sociales progresistas».
El general de los jesuitas, Pedro Arrupe, marcó un cambio al afirmar que la orden debía ocuparse también de los pobres, no solo de la élite. El Papa Francisco asumió esta misión y la colocó en el centro de la Iglesia católica, según Halík.
Ecología y juventud como pilares morales
La espiritualidad franciscana, explicó Halík, implica una sensibilidad hacia la creación y hacia la naturaleza.
«Francisco es el patrón de los esfuerzos ecológicos. Y este Papa ha puesto las cuestiones ecológicas en el centro de la moral católica».
Halík recordó que, hasta hace pocas décadas, los libros de moral católica no hablaban de la responsabilidad ambiental del ser humano.
Un Papa para los jóvenes y el cambio
El Papa Francisco, según Halík, supo conectar con las generaciones más jóvenes, captando sus inquietudes, como la responsabilidad ecológica y la sensibilidad hacia las minorías.
Una de sus mayores contribuciones, concluyó el teólogo, fue su capacidad de responder a los cambios dramáticos del mundo.