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EL CASTILLO DE kONOPISTE

Investigadores checos participan en el proyecto global DarkDivNet para estudiar la llamada “diversidad oscura”

En los paisajes donde la actividad humana ha dejado una huella profunda, muchas especies vegetales desaparecen sin siquiera haber llegado a florecer. Este fenómeno, conocido como diversidad oscura, es el foco de una ambiciosa investigación internacional que involucra a más de 200 botánicos de todo el mundo, incluidos expertos de la República Checa. El proyecto, llamado DarkDivNet, busca comprender qué plantas podrían habitar un ecosistema determinado si no existiera la presión humana.

Una iniciativa global con fuerte aporte checo

Los resultados iniciales del estudio han sido publicados en la prestigiosa revista científica Nature. Según los hallazgos, a mayor influencia humana, menor es la integridad ecológica de las comunidades vegetales, lo que compromete seriamente la biodiversidad potencial de los ecosistemas.

„En el proyecto DarkDivNet, examinamos plantas en casi 5.500 sitios distribuidos en 119 regiones del mundo“, explica Milan Chytrý, del Instituto de Botánica y Zoología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Masaryk. El científico checo forma parte del equipo central que diseñó la metodología del proyecto.

Según Chytrý, los métodos tradicionales para medir la biodiversidad —como contar el número de especies presentes— no reflejan con precisión la influencia humana, ya que las diferencias naturales entre regiones pueden enmascarar los verdaderos efectos.

Estudios en las montañas y parques checos

En la República Checa, los investigadores concentraron su trabajo en regiones como Krkonoše, Ralsko, Šumava, Novohradské y Podyjí. Allí registraron todas las especies vegetales presentes y, mediante un análisis botánico más amplio, identificaron las especies nativas que podrían crecer en esas áreas, pero que no se encuentran actualmente.

„Determinamos la llamada ‚diversidad oscura‘, es decir, las especies que tienen el potencial ecológico de estar en una zona, pero que por alguna razón no están“, explica Michaela Vítková, del Instituto de Botánica de la Academia de Ciencias de la República Checa.

Un paisaje alterado a gran escala

Para evaluar la presión humana sobre el medio ambiente, los científicos utilizaron un índice de impacto humano que considera factores como densidad poblacional, uso del suelo, urbanización, agricultura e infraestructura.

Los resultados revelan que incluso las áreas protegidas o con baja actividad humana presentan una pérdida considerable de especies. En regiones con poca influencia humana, los investigadores encontraron que faltaban, en promedio, el 65 % de las especies vegetales que deberían estar presentes. En áreas fuertemente intervenidas, la cifra aumenta al 80 %.

Un llamado de atención para la conservación

Los expertos consideran estos hallazgos como una advertencia urgente sobre los efectos ocultos de la actividad humana. “Incluso cuando persisten algunas poblaciones de plantas en el entorno más amplio, la contaminación ambiental, la minería, la fragmentación del hábitat y otras actividades pueden impedir que estas especies se reestablezcan en su hábitat natural”, señalan los investigadores.

Este estudio pone de manifiesto que el impacto humano sobre la biodiversidad es más profundo y extenso de lo que se creía. Y aunque muchas veces invisible, esta pérdida de potencial ecológico puede tener consecuencias graves para el equilibrio de los ecosistemas y la resiliencia del medio ambiente.

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